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martes, 9 de junio de 2015

Plaga de medusas

Ciegas, sin corazón ni cerebro, se acercan a la costa arrastradas por las olas y las corrientes; muchas de ellas, armadas con tentáculos venenosos. Y su proliferación las ha convertido en las nuevas reinas de los mares. Su desmesurado crecimiento cuesta cada año muchos millones de euros por los cortes eléctricos y los importantes daños materiales que causan. También dificultan la pesca. Y luego está el problema que Gili ve desde su terraza: la presencia de medusas en las playas en verano es una tragedia para el turismo.

 Este verano es la rojiza y luminiscente Pelagia noctiluca la que ha llegado a las aguas. En los últimos días, los miembros de la Cruz Roja han tenido que atender hasta a 400 bañistas al día por culpa de lesiones causadas por sus picaduras. «En el Mediterráneo estamos acostumbrados a las medusas dice Gili. Pero lo que observamos desde hace unos años no es normal». Las playas del Mediterráneo han sufrido históricamente invasiones de Pelagia noctiluca cada diez o quince años. Pero ahora son cada vez más habituales: 2005, 2006, 2007, 2011, 2012 o 2013 han sido años con invasión.
  
La unión europea está tan preocupada que ha financiado un proyecto de investigación que está recogiendo datos sobre la proliferación de medusas en el Mediterráneo para elaborar una estrategia para su gestión. Entre otras cosas, los científicos pretenden probar unas redes protectoras para las playas y una aplicación para smartphones que permitirá a los usuarios informar de dónde han visto a estos seres. Este empujón desde Bruselas venía haciendo falta desde hace tiempo; lo cierto es que la ciencia sabe poco sobre las medusas, pues son difíciles de estudiar. Cuando se recogen animales aislados para su estudio en el laboratorio, se deterioran rapidamente y mantenerlas en un acuario es muy complicado. Por eso no hay muchos expertos en este campo.

La invasión no es un problema solo del Mediterráneo. En el mar del Norte y en el Báltico, los bañistas suelen encontrarse a finales del verano con ejemplares de Cyanea capillata y con bancos de Aurelia aurita, la más abundante de las medusas, que no es peligrosa para el hombre.

A lo largo de 600 millones de años han sobrevivido a drásticos cambios en los océanos sin haber tenido que sufrir grandes modificaciones. Y ahora están superando la destrucción del medioambiente a manos del hombre mucho mejor que la mayoría de las especies: resisten bastante mejor que los peces la contaminación, la proliferación de algas, las aguas turbias y la escasez de oxígeno. Los estudios han demostrado que las plagas de medusas aparecen en aquellos lugares donde el ser humano explota y ensucia el mar.

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